Cine para olvidar

Ojalá la vida fuera tan sencilla como en "Eternal Sunshine of the Spotless Mind" (Olvidate de Mi, 2004), en la que, para olvidar, bastaba con una noche de sueño profundo (con Elijah Wood dando por saco al lado). Pero no, me temo que no es así, y tenemos que recordar todo (lo que recordamos), queramos o no.

¿Y esto a qué viene? Pues a que el otro día vi un película mala, pero mala mala, de las que te preguntas si es que no hay alguien en la industria del cine capaz de decirle a un director que su film apesta, de esas que te levantas pensando en todo lo que podrías haber hecho durante la hora y media perdida con ella. En definitiva, una de esas películas por las que te convertirías en censor sin dudarlo: una película para olvidar.

Así, si es una pérdida de tiempo hacer un post sobre una mala película, estaréis de acuerdo conmigo en que esta entrada es 5 pérdidas de tiempo juntas, una por cada película que comento (alejándome de clásicos malos como "Plan 9..." para centrarme en las más recientes) después del salto:

El director hace un concienzudo análisis de cada toma realizada para elegir la peor. No creáis que ésto es sencillo, no: debe de llevarle horas, ya que trabaja con actores que han demostrado en mil ocasiones ser buenos en lo que hacen. Me lo imagino tras la cámara, diciendo "no, no, que parezca menos real, forzad más la actuación". Y el guión... pobre, con diálogos absurdos que, más que dar profundidad a los personajes, los dilapidan. Una idea interesante lastrada por un texto incapaz de despegar y un director incapaz de... incapaz, a secas.

'Las vendas del faraón', así la llamaría yo. 

No sé si es porque la vi siendo pequeño o porque no entendía las sutilezas de su guión, pero es la única vez que me he dormido en el cine sin estar cansado. Vendas hacia un lado, vendas hacia otro, trapos volando por delante de la cámara intentando tapar las actuaciones de un reparto nefasto. Deberían haber usado tanta sábana rota para arreglar las fugas del guión (un árbol no merece ser talado por guiones como el de esta película).

Plástico. Plástico everywhere. 

No sé qué fuerza misteriosa llevó a Jeremy Irons a participar en un despropósito de tal envergadura, pero lo hizo, y ahora le respeto un poco menos. por películas como esta me gustaría que el chef Ramsey se paseara de vez en cuando al grito de "yo he pagado por ver este bodrio", o algo así.

Tíos duros, pero duros-duros, no duros de pacotilla, comiendo piedras y matando a mansalva. ¿El guión? ¡A quién le importa! ¡Hay tíos duros! Los malos son los comunistas, o los yihadistas, o Hacienda, o qué más da: habiendo balas de sobra no importa quién haga qué. Y ahí, entre el humo de la pólvora, el sudor y la testosterona, Stalone in love nos descubre que, en realidad, tanta bala y tanta hostia sirven de tapadera para orquestar LA historia de amor por excelencia: boy meets girl. No me digáis que la peli no se merece dos o tres oscars, por lo menos. 

Cuando ves un cómic de Hulk, el personaje de Marvel que grita "Hulk aplasta" cada 7,4 viñetas, (estadística totalmente inventada), esperas que Hulk haga eso, que aplaste. En su lugar, Ang Lee rehace la vida del goliat esmeralda, mete al padre de Bruce Banner, y  muchos líos amorosos que no hacen más que ralentizar una película de por sí lenta. Mucha viñeta en el montaje para esconder una realidad dolorosa: esto no es una peli de Hulk.

Por supuesto, hay muchos más bodrios, bodrios que inundan la sala de cine con una sensación de pesar y que te dejan con la mirada perdida en el ticket que acabas de pagar con el sudor de tu frente y con una larga hora y media, pensando por qué le pasan cosas malas a la gente buena. Seguro que habéis tenido esa sensación al terminar de ver más de una peli, así que decidme: vosotros, ¿habéis visto alguna película que desearíais olvidar?