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viernes, 7 de noviembre de 2014

Naruto: fin de ciclo


Quince años y 700 capítulos han bastado para dar carpetazo a uno de los mangas más famosos de los últimos tiempos. Comparado con Dragon Ball por muchos, amado y odiado por otros tantos, Naruto irrumpió con grandes ideas asentadas en la tradición del ninja dispuesto a romper los lugares comunes del género. ¿Logró conseguirlo?

La serie de Masashi Kishimoto nació con fuerza y pasó la madurez en un sube y baja continuo de calidad, hasta estancarse en el lodo con una etapa final aburrida, repetitiva y carente de emoción. Tras una primera parte tan divertida como emocionante, Naruto tomó un giro drástico de lo juvenil a lo adulto, intentando mantener a sus lectores de siempre enganchados. Sin embargo, el manga no supo crecer con ellos (nosotros).

Kishimoto partía de una premisa frágil y casi infantil (esas primeras misiones cazando gatos...), y tal vez por eso enganchó a tantos lectores. Naruto era un ninja diferente (en la medida en que se puede ser diferente en un shonen), hasta cierto punto inspirador y con buenas dosis de humor. Además, contaba con historias entretenidas, frescas y con giros dramáticos inesperados. La clave del éxito.

¿Qué ocurrió entonces? Conforme la calidad en el dibujo iba subiendo, el interés en las historias decaía. Las líneas de Kishimoto se iban definiendo y perfeccionando capítulo a capítulo (la evolución en el dibujo es palpable con un vistazo rápido a la colección), pero las tramas parecían más dispersas y acababan recurriendo a guiños a su propia memoria (pasan los años y todo sigue prácticamente igual) para fidelizar a un lector cada vez mas cansado.


Sí, es cierto: algunas historias, algunos momentos, son simplemente geniales. La lucha contra Zabuza y Haku, el examen, Gaara y el esperado enfrentamiento Naruto-Sasuke. En general, la primera parte del manga mantiene una tónica interesante y juvenil (ey, ¡cuando lo leí era joven!). Incluso en la segunda parte se pueden encontrar momentos verdaderamente épicos... pero no es lo mismo; esa 'epicidad' parece forzada (principalmente, en el tramo final de la serie).

El final de Naruto me recuerda a el final de Lost: precipitado e incompleto. Incompleto porque, tras el último gran arco argumental, aun quedaban historias (interesantes) por contar. Y precipitado en la medida en que la resolución del gran conflicto emocional (Sasuke vs Naruto), que ya se había resuelto hace años, vuelve a resolverse, pero esta vez contado con prisas, como queriendo contarlo rápido para que cupiese en el tomo recopilatorio. Además, la sensación general es la de una historia que ha avanzado como si no estuviera pensada de antemano.

Bueno, parece que estoy troleando al personal, y no es así. Yo leí Naruto semana a semana con las traducciones de fans, y compro el manga cuando se publica en España. Es decir: me gusta la serie. En general, no es mala. He pasado parte de mi vida con ella (como lo he pasado con tantas otras series) y el factor "nostalgia" acaba siendo casi más importante que el de la calidad.

Como iba diciendo, me gusta Naruto. Pero me gusta "pese a todo", no "por todo". Pese a alargarse, pese a repetirse, pese a perder el interés en ella... me gusta. Siempre ha conseguido sorprenderme de alguna manera. Y sí, el final me ha dejado indiferente (como, prácticamente, el último año de publicación), pero eso no borra los otros años de espera semanal en los que realmente sentía haber dado con un manga diferente.

Naruto cierra un ciclo, pero me temo que sus lectores ya seguimos adelante desde hace mucho, mucho tiempo.

¿Habéis leído Naruto?¿Qué os ha parecido el final? 

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